Seguramente sepas que el té proviene de una planta, ¿sabías que esta planta se llama Camellia sinensis? Con sus hojas, de color verde intenso se elaboran cientos de variedades de té que disfrutas a diario en tu taza. En este artículo te cuento todo sobre esta planta tan especial y como a partir de hojas frescas se llega a los tés que bebes en casa.

Camellia sinensis

¿Qué es la Camellia sinensis?

Camellia sinensis es una planta nativa de la provincia China de Yunnan, donde todavía hoy crece salvaje. Tiene hojas elípticas de color verde oscuro con bordes dentados y actualmente se cultiva en todos los continentes. La Camellia sinensis o planta del té pertenece al género Camellia, que contiene alrededor de 200 especies, aunque solo con la especie sinensis se elabora té. Las tres variedades de esta especie usadas en la producción de té son: sinensis, assamica y cambodiensis.

Camellia sinensis var. sinensis

"Sinensis" significa "de China", el país donde la planta fue descubierta. En su estado natural, el árbol de la Camellia sinensis var. sinensis puede crecer hasta una altura de 6 metros. Sus hojas, pequeñas y oscuras, son de cuerpo claro. Es una planta robusta que tiene mayor resistencia al frío y a la sequía que otras variedades, por lo que se suele cultivar en altitudes elevadas, así como en regiones con condiciones climáticas difíciles, como partes de China, Japón, Irán y Turquía. Su vida productiva es relativamente larga y en algunas condiciones puede durar más de 100 años.

Camellia sinensis var. assamica

Clasificada y nombrada por primera vez por el mayor escocés Robert Bruce en la región de Assam, India, en la primera mitad del siglo XIX, la Camellia sinensis var. assamica se cultiva ampliamente en China occidental, India, África y Sri Lanka. Muy adaptada a un clima tropical, se cultiva principalmente en llanuras y en regiones que gozan de abundantes precipitaciones.

 Las hojas de esta variedad son menos aromáticas que la sinensis, pero son mucho más grandes y gruesas, y producen una infusión más robusta, muy oscura cuando se somete a oxidación. La variedad assamica es la más alta de todas, habiendo árboles en China de hasta 30 metros. Su vida productiva es más corta, rondando generalmente de 30 a 50 años.

Camellia sinensis var. cambodiensis

Largas y flexibles, las hojas de la Camellia sinensis var. cambodiensis pueden crecer hasta 20 cm. Sus propiedades sensoriales son menos apreciadas que las otras dos variedades y por esta razón, raramente se usa para el cultivo de té. En cambio, gracias a su excelente capacidad natural para la hibridación con las variedades sinensis y assamica se usa para crear nuevos cultivares de té.

Cultivo del té

Cultivo del té

La planta del té se cosecha casi exclusivamente a mano. Los productores de té intentaron utilizar máquinas para cosechar las hojas más rápidamente, pero las máquinas dañaban las plantas durante el proceso.

Uno de los pasos más importantes del cultivo del té es la poda de los arbustos. La planta Camellia sinensis puede hacerse muy alta y por esta razón es importante mantener las hojas a una altura en la que se puedan coger a mano de forma cómoda. La poda también ayuda a promover un nuevo crecimiento y aumentar el rendimiento de la siguiente cosecha.

Las hojas de té se colocan en grandes cestas o sacos de bambú. Una vez llenas, se llevan a las instalaciones de la plantación de té, donde se clasifican, marchitan, secan y en ocasiones se oxidan, para producir los diferentes tipos de té.

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Tipos de té

Todos los tés se elaboran a partir de las hojas de la planta Camellia sinensis, los diferentes tipos de té dependen de los diferentes procesos de producción.

Las hojas de té blanco se procesan mínimamente, siendo el té menos procesado, sus hojas simplemente se cosecha y se secan al sol para evitar la oxidación.

En el té verde, las hojas se dejan marchitar a la luz del sol y posteriormente se secan mediante tostado en grandes woks o se cuecen al vapor para evitar la oxidación. El té verde es muy popular por sus beneficios para la salud. Las catequinas del té verde se han relacionado con la prevención de numerosas enfermedades y como ayuda en la pérdida de peso.

El té azul o té oolong es un té parcialmente oxidado. Los maestros de té controlan la oxidación, calentando las hojas para detener el proceso en el momento adecuado. El té oolong tiene un sabor más intenso que el té verde, pero más suave que el té negro.

El té negro se somete completamente a oxidación, dando lugar a su color marrón intenso o negro. Este té tiene un sabor más intenso que el resto de categorías de té.

El té rojo o pu erh es el único té que se somete a fermentación y posterior envejecimiento. Los tés pu erh de mayor calidad pueden envejecer durante más de 50 años. Al igual que los vinos de calidad, estos tés desarrollan sabores y aromas únicos dependiendo de la composición del suelo, el clima y el lugar de cultivo.

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Tés chinos

La mayoría de los tés chinos se producen con la variedad sinensis de la planta del té. La primera planta de té se descubrió hace más de tres siglos y, desde entonces, esta bebida es un alimento básico en Asia. El té es famoso por sus beneficios para la salud y un elemento básico en la dieta china.

La mayor región productora de té en China es la provincia de Yunnan. También se cultivan tés en las provincias de Anhui, Hubei y Zhejiang. Los tés verdes chinos se suelen tostar o cocer en una sartén para evitar la oxidación. El resultado es un sabor rico, ahumado o tostado. Los tés verdes chinos también son conocidos por sus aromas terrosos.

Tés japoneses

Los japoneses se centran principalmente en la producción de té verde. Esta bebida se consume durante y después de las comidas y es un elemento básico de la cultura japonesa. Se presenta según las tradiciones como parte de la ceremonia del té japonesa.

Los tés verdes japoneses se cuecen al vapor, no se tuestan como los chinos. Debido a este método de producción, los tés verdes japoneses suelen tener un sabor herbáceo o vegetal. Presentan una nota ligeramente dulce y floral que hace que estos tipos de té verde sean más delicados.

Tés indios

Los británicos establecieron la industria productora de té en la India. Con tres regiones productoras que cultivan tés demandados internacionalmente: Darjeeling, Assam y Nilgiri.

Assam alberga una abundante fauna y flora y es responsable de producir tés ricos y con mucho cuerpo. Con el té negro de Assam se elabora comúnmente el té chai.

El té Darjeeling procede de plantaciones frescas y húmedas cercanas al Himalaya. Este té negro está considerado como uno de los mejores del mundo debido a su singular ubicación de cultivo, siendo uno de los pocos tés negros en la India elaborados a partir de hojas de la variedad sinensis.

El té Nilgiri se cultiva a mayor altitud que sus homólogos indios. Este té también se conoce comúnmente como té Blue Mountain. Las hojas de té Nilgiri se cultivan en el sur de la India, en las montañas de los Ghats occidentales. Los tés Nilgiri de mayor calidad alcanzan precios muy altos, llegando a costar hasta 500€ por kilogramo.

De la planta a la taza

La planta de la Camellia sinensis es la razón por la que podemos disfrutar de una deliciosa taza de té. Es la responsable de producir la bebida más consumida del mundo, origen de numerosas historias y leyendas, y el modo de vida de millones de personas. De esta planta han surgido cientos de sabores y aromas que hoy puedes disfrutar en tu taza.

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